Nueve vidas by William Dalrymple

Nueve vidas by William Dalrymple

autor:William Dalrymple [Dalrymple,William]
La lengua: cat
Format: epub
ISBN: 9788472457973
editor: Kairós


Lal Peri no estaba sola en lo referente a temer el avance de los wahabíes y lo que esto implicaba para el sufismo en la región.

El Islam de Surasia estaba cambiando, e incluso un santuario tan popular y famoso como el de Sehwan se encontraba en una situación muy parecida a la de las grandes catedrales y las tumbas de los santos del norte de Europa hace cinco siglos, en la víspera de la Reforma. Al igual que en la Europa del siglo XVI, los reformadores y puritanos estaban cobrando auge, desconfiando de música, imágenes, festivales y de las supersticiones devocionales de los santuarios de los santos. Al igual que en la Europa de la Reforma, se fijaban únicamente en el texto en busca de autoridad, y reclutaban al grueso de sus seguidores de entre la nueva clase urbana cultivada de las ciudades, que desdeñaban lo que consideraban como las corruptas supersticiones de un campesinado analfabeto.

Todo ello se había hecho evidente la semana anterior, con la voladura del santuario del poeta-santo pashtún Rahman Baba, en las estribaciones del Paso de Khyber, en la región de la Frontera del Noroeste de Pakistán. Por casualidad se trataba de un santuario que yo conocía muy bien. Siendo un joven periodista que cubría el conflicto entre soviéticos y muyahidines a finales de la década de 1980 desde Peshawar, solía visitar el santuario las noches de los jueves para observar a los músicos afganos refugiados cantar canciones a su santo a la luz de la luna. Durante siglos, el santuario de Rahman Baba fue un lugar en el que se reunían músicos y poetas, y los versos sufíes de Rahman Baba en lengua pashtún le convirtieron ya hace mucho en el poeta nacional de los pashtunes, como un Shah Abdul Latif de la Frontera. Algunas de las noches más mágicas que he pasado en Surasia tuvieron como marco el huerto del santuario, bajo las palmeras, escuchando el sublime canto de los sufíes afganos.

Luego, 10 años más tarde, se construyó una madrasa wahabí con capital saudí al final del camino que conducía al dargah. Muy pronto sus estudiantes se arrogaron el derecho a poner fin a lo que consideraron las prácticas anti-islámicas del santuario. Durante mi última visita al mismo, en 2003, hablé acerca de la situación con el encargado del santuario, Tila Mohammed. Me explicó que los jóvenes islamistas solían llegar con cierta frecuencia quejándose de que su santuario era un centro de idolatría, inmoralidad y superstición.

–Mi familia lleva generaciones cantando aquí –dijo Tila–, pero ahora, los estudiantes de esa madrasa árabe vienen aquí y causan problemas.

–¿Qué tipo de problemas? –pregunté.

–Nos dicen que lo que hacemos está mal. Les dicen a las mujeres que no vengan, y que se queden en casa. Le piden a la gente que canta que se calle. A veces estallan discusiones, incluso peleas a puñetazos. Éste solía ser un lugar al que la gente venía en busca de paz. Ahora, cuando vienen no hacen sino encontrarse con más problemas, así que van dejando de acudir.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.